El impacto del afecto en el desarrollo cognitivo sigue confirmándose en las investigaciones.
Estimula su cerebro y les ayuda a ser más inteligentes. Así de importantes son las demostraciones de afecto físico a niños y niñas durante su etapa de desarrollo. Un estudio del Nationwide Children`s Hospital en Ohio así lo subraya, indicando que una de las maneras más sencillas y efectivas de aumentar la inteligencia de un niño es darle suficientes abrazos.
El concepto de que el afecto físico es útil, sobre todo en el caso de los bebés prematuros, no es nuevo. Un estudio científico publicado en 2014 ya había demostrado que el contacto materno piel a piel mejora el control cognitivo y la organización fisiológica de los bebés prematuros durante los primeros diez años de vida.
Ahora, investigadores de Ohio han hecho un seguimiento de 125 bebés prematuros. Analizaron sus reacciones al contacto físico y la forma en que el contacto físico impacta en su desarrollo cerebral, junto con su cognición, desarrollo social y percepción. La conclusión es que las experiencias de contacto físico, como los abrazos, el cuidado de piel a piel y la lactancia materna, desencadenan respuestas cerebrales que contribuyen al crecimiento del cerebro de una manera más saludable.
Los niños que han recibido muchos abrazos muestran una mayor actividad cerebral a los ocho años. Los mismos indicadores pueden ser significativamente negativos en los bebés privados de abrazos.
Abrazar, otros múltiples beneficios
Los abrazos tienen muchos otros beneficios. Uno de los más conocidos es que desencadenan la liberación de oxitocina (una de las hormonas generadoras de bienestar en el organismo). Esto ayuda a fortalecer el sistema inmunológico del niño y acelera la curación de las heridas físicas en el organismo. También se ha comprobado que los abrazos son beneficiosos para la salud emocional y la estabilidad psicológica del niño.