«Nos divertimos ‘jugando’ con seres vivos sin reparar en el sufrimiento que causamos»

Benedicta Sánchez lee un texto sentada en el tronco de un árbol
Benedicta Sánchez / Imagen: Plataforma pola Convivencia Ética coa Fauna Silvestre

Bellas y sabias palabras de Benedicta Sánchez, ganadora de un Premio Goya por su interpretación en la película «O que arde», de Óliver Laxe.

Desde la Plataforma pola Convivencia Ética coa Fauna Silvestre compartían este fin de semana un emotivo vídeo con la intervención de Benedicta Sánchez. A sus casi 85 años, y después de una vida de emigración y esfuerzo que la llevó a trabajar entre otras cosas como fotógrafa durante muchos años, Benedicta Sánchez ha saltado a la fama con su emotiva interpretación en el extraordinario y conmovedor largometraje «O que arde», de Óliver Laxe. En la noche del 25 de enero de 2020, Benedicta recibía el premio a mejor actriz revelación en la gala de los Premios Goya por ese papel.

Pocas horas antes, el colectivo lucense difundía en redes el vídeo que aquí os compartimos, todo un regalo de inteligencia y amor por la naturaleza. La reflexión, que Benedicta pone por escrito y lee a continuación frente a la cámara, surge a raíz de una conversación con las activistas del grupo sobre la caza del zorro en montes no muy lejanos. «Ante todos nos pidió que sus palabras no fuesen interpretadas en contra de nadie y a la vez, con su gran corazón, nos envía un hermoso empujón de fuerza para seguir luchando por un mundo más pacífico y justo para todos los seres que lo habitan», nos cuentan desde la Plataforma pola Convivencia Ética coa Fauna Silvestre.

Este es el vídeo, debajo podéis leer la transcripción de las palabras de Benedicta Sánchez:

«Confieso, no me considero capacitada para juzgar a nadie. Sé lo que a mi me gusta, como lo que me desagrada. Evito pensar en lo que significa matar. Cuando en primavera feliz camino por una campiña veo de no pisar las flores, están estáticas, no se quejan, pero yo presiento el sufrimiento que han de sentir si pongo mis pies encima, son tan bonitas… No se quejan ni huyen, simplemente esperan a que se las respete. Las miro, pienso y entro en conflicto, ¿qué es la vida?, cuando de forma accidental piso una hormiga o cualquier otro insecto. Y que decir cuando para salvaguardar mi propia vida he de eliminar un nido de avispas, cuánto misterio… La fauna del monte, dicen, desaparece, nada es como era. Las personas se matan entre si, nos matamos, ¿por qué razón? Nos divertimos jugando con seres vivos sin reparar en el sufrimiento que causamos. Criamos animales, los cuidamos, los queremos y seguidamente los matamos… Nos apasionamos, nos casamos, y seguidamente nos odiamos. Hacemos guerra y asesinamos. ¿Es ley de vida? ¿Es necesario? Idealizando diría que no, pero la realidad es que si. En mi ser está intercalado el bien y el mal. Qué difícil es… vivir en equilibrio… en no comparar, no juzgar, no odiar, no envidiar y, por supuesto, no matar.»