La amplísima costa gallega, la más extensa en kilómetros a nivel peninsular (en territorio del Estado español, ya que el Estado portugués cuenta con unos trescientos km más de costa), está registrando en toda su extensión, desde el norte en la comarca de A Mariña, hasta el sur en el área de A Guarda, docenas de aves marinas de todo tipo muertas o en grave estado afectadas por evidentes muestras de substancias oleosas.
«El elevado número de ejemplares y la extensión de la costa afectada hacen pensar en un importante vertido de residuos y aceites al mar, probablemente proveniente de un sentinazo», lamentan en un comunicado desde la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza (Adega). Se trata de prácticas ilegales de limpieza y vaciado de tanques en el mar que provocan una contaminación dispersa y difusa que, sumadas en su conjunto y debido a su elevado número, podrían considerarse que implican la mayor cantidad de hidrocarburos vertidos a los mares.
Prácticas que se repiten «con asiduidad»
Estas prácticas ilegales se repiten con asiduidad mientras el gobierno gallego mira para otro lado en una irresponsable dejación de funciones, denuncian desde Ecologistas en Acción Galicia. Indican que las manchas oleaginosas son solamente la parte más visible de los efectos de la contaminación de los sentinazos o de los deslastres de los depósitos de los buques. «Además de fuel o otras sustancias aceitosas, los buques realizan vertidos cuyas consecuencias no se manifiestan a corto plazo, pero que conllevan mucho más peligro», advierten.
Señalan por ejemplo que los vertidos que contienen metales pesados acaban concentrándose en la cadena trófica y los vertidos de aguas de desecho con virus o bacterias pueden desestabilizar el ecosistema. También, y sobre todo, los vertidos de las aguas usadas como lastre, que contienen flora alóctona que puede causar un daño irreparable a la biodiversidad de las rías gallegas, ya que las especies transferidas pueden sobrevivir y establecer una población reproductiva en el medio de acogida, convirtiéndose en especies invasoras que se impongan a las especies nativas y proliferen hasta alcanzar proporciones de plaga.
Alto impacto sobre la fauna marina
Sobre el caso se han pronunciado también desde SEO/BirdLife, precisando que las aves más afectadas estarían siendo principalmente los frailecillos atlánticos (Fratercula arctica), así como araos (Uria aalge) y alcas (Alca torda), entre otras aves marinas, en total más de 150 hasta la fecha.
Recuerdan que este suceso coincide con el final del invierno, cuando estas aves se disponen a migrar hacia sus colonias de cría. Dentro de las marinas, uno de los grupos más sensibles de aves, tanto el frailecillo como el alca se consideran amenazados a nivel global por el declive que experimentan sus poblaciones reproductoras en el Atlántico norte, mientras que el arao ha desaparecido recientemente de Galicia como reproductor, siendo la primera especie de ave marina que se extingue en este territorio. Como aves eminentemente buceadoras, las tres especies citadas son muy sensibles a los vertidos de hidrocarburos, ya que están muy expuestas al contacto directo.