
«La mayor parte de la evidencia disponible que vincula el asma con el uso de productos de limpieza proviene de la investigación en adultos», explica el investigador principal del estudio, el doctor Tim Takaro, profesor y clínico-científico de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Simon Fraser (SFU). «Nuestro estudio examinó a los bebés, que generalmente pasan del 80 al 90% de su tiempo en interiores y son especialmente vulnerables a las exposiciones químicas a través de los pulmones y la piel debido a sus tasas de respiración más altas y al contacto regular con las superficies del hogar».
Su investigación muestra que la exposición frecuente a productos de limpieza domésticos comunes puede aumentar el riesgo de un niño de desarrollar asma. El asma es la enfermedad crónica infantil más común y es la razón principal por la cual los niños faltan a la escuela o terminan en el hospital. El estudio ha sido publicado en el Canadian Medical Association Journal. Y los resultados indican que los pequeños de hasta tres meses que viven en hogares donde se usan productos de limpieza domésticos con mayor frecuencia tienen más probabilidades de desarrollar sibilancias y asma infantil a los tres años de edad.
Los primeros meses de vida son críticos para el desarrollo del sistema inmunológico
Según el estudio, a los tres años de edad, los niños que viven en hogares donde se usaron productos de limpieza con alta frecuencia durante su infancia tenían más probabilidades de tener:
- Sibilancias recurrentes (10.8 por ciento, en comparación con 7.7 por ciento de los bebés en hogares con poco uso de estos productos)
- Sibilancias recurrentes con atopia, una respuesta inmune aumentada a los alérgenos comunes (3.0 por ciento, en comparación con 1.5 por ciento de los bebés en hogares con bajo uso de estos productos)
- Asma (7.9 por ciento, en comparación con 4.8 por ciento de los bebés en hogares con bajo uso de estos productos)
En el análisis se tuvieron en cuenta otros factores que se sabe que afectan la aparición del asma, como los antecedentes familiares y la exposición temprana al humo de tabaco.
«Curiosamente, no encontramos una asociación entre el uso de productos de limpieza y un riesgo de atopia sola», señaló el doctor Takaro. «Por lo tanto, un mecanismo propuesto subyacente a estos hallazgos es que los químicos en los productos de limpieza dañan las células que recubren el tracto respiratorio a través de vías inflamatorias innatas en lugar de vías alérgicas adquiridas».
Se aprecian diferencias entre niñas y niños
«También descubrimos que a los tres años, la relación entre la exposición al producto y los problemas respiratorios era mucho más fuerte en las niñas que en los niños», agregó Takaro. «Este es un hallazgo interesante que requiere más investigación para comprender mejor las respuestas biológicas masculinas versus femeninas a las exposiciones inflamatorias en la vida temprana».
El estudio utilizó datos de 2.022 niños y examinó su exposición diaria, semanal y mensual a 26 tipos de productos de limpieza para el hogar, incluidos los detergentes para lavar platos y la ropa, productos de limpieza, desinfectantes, abrillantadores y ambientadores.
«Los riesgos de sibilancias recurrentes y asma fueron notablemente mayores en hogares con el uso frecuente de ciertos productos, como ambientadores líquidos o sólidos, desodorantes enchufables, aerosoles de polvo, desinfectantes antimicrobianos para manos y limpiadores para hornos», comentó el autor principal del artículo, Jaclyn Parks, estudiante de posgrado en la Facultad de Ciencias de la Salud en SFU. «Puede ser importante que las personas consideren eliminar los productos de limpieza con aerosol perfumado de su rutina de limpieza. Creemos que el olor de un hogar saludable es, realmente, no tener olor».
«La gran conclusión de este estudio es que los primeros meses de vida son críticos para el desarrollo del sistema inmunológico y respiratorio del bebé», concluye Parks. «Al identificar exposiciones peligrosas durante la infancia, se pueden tomar medidas preventivas para reducir potencialmente el asma infantil y el riesgo de alergia posterior».